miércoles, 10 de julio de 2013

Tinta Negra: reseña a "La puerta entreabierta"

Hasta ahora nunca había reseñado en mi blog las novelas que voy leyendo. Por un lado, porque respeto mucho la labor de la gente que reseña: es un arte, y por el otro, porque sería quitarle más horas a mis sueños, de por sí bastantes escasas; sin embargo, ayer terminé de leer uno de los libros que más me han cautivado en los últimos meses, tal vez años, su nombre: “La puerta entreabierta”, del escritor mexicano Miguel Alberto Espinoza. Es una novela publicada hace unos siete años atrás. Sentí hasta rabia de que, en su tiempo, no hubiera tenido la difusión que se merecía por parte de la editorial. Creo que Miguel tuvo, con esta novela, todo lo necesario para lograr un justo reconocimiento internacional. Pero bueno, nunca es tarde; tengo entendido que entre sus proyectos está publicarla de nuevo.

Les puedo decir que esta historia me atrapó de principio a fin. Aunque está ambientada en un período que puede creerse culminado (la entrada del nuevo milenio), no deja de ser actual el desasosiego que causa en la gente la continua búsqueda del sentido de la vida o la existencia, así como tampoco dejan de serlo las supersticiones, tan arraigadas en nuestra naturaleza humana. Si bien en aquel entonces la novela surgió por la llegada del año 2000, siempre serán atraídas por otras creencias y temores.

El libro está lleno de sensibilidad e intensidad que mueve hasta la última fibra del alma. Pero sin escenas baratas, ni teatrales. Algo así como ver descrito perfectamente el dolor más agudo, sin llorar. Está lleno de pasajes y personajes con los que te sientes identificado: mirando, pensando, caminando, sufriendo al igual que ellos. Con los dramas del existencialismo en sus momentos más crudos: cuando además de nuestras razones luchamos también contra las de otros, y las de Dios.

Personajes palpitantes, profundos, llenos de magia. Será difícil olvidar a Diego y su rebeldía., a su joven novia, Elisa, a Antonio con su terquedad, que amaba tanto a su hijo que no podía aceptarlo distinto a como él lo soñaba, al siniestro Montesinos y sus atrocidades contra su esposa, la también inolvidable Raquel; la palomita maltratada y sufrida, con su triste destino. Y entre ellos un personaje que bastó una sola descripción para que lo conociéramos a fondo: Raúl… el solitario, el triste, el taciturno. Hasta llegar a su interesante final... en suspensivo… con Mariana, la maestra, atrapada en sus ensueños.

Pero no puedo dejar fuera lo más importante: esa magia la logró el escritor. Producto de ese juego de palabras, tan sublimemente utilizadas, para describir cada escena, cada vida. ¿Quiénes tienen esa cualidad de introducirnos en sus escritos de principio a fin?: solo los dueños de ellas. Miguel logró, con sus palabras sencillas, describir todo lo que es tan difícil de decir. Con sus frases que te paralizaban, sin necesidad de detenerte a repensar lo que ellas significan. De principio a fin el libro es un intenso juego de palabras, llenas de vida. ¿O acaso de vidas llenas de palabras, sin principio ni fin?

Me enamoré de la historia, de sus personajes, de su autor… Varios deben ya tener el libro de la edición anterior. Para los que no, le recomiendo estar atentos cuando la publiquen de nuevo. Les tendré al tanto apenas suceda. Mientras, dejaré la puerta entreabierta… 


Fuente: Tinta Negra


 

sábado, 6 de julio de 2013

Entrevista Debate.com 03/04/2007

Miguel Alberto Espinoza: escritor y médico

Nació un 9 de marzo en Culiacán, Sinaloa, México. Es médico por la Universidad Autónoma de Guadalajara y ortopedista por el Instituto Mexicano del Seguro Social y la Universidad Nacional Autónoma de México; escritor, socio fundador de la asociación de escritores "La Narrativa que Viene", y miembro del círculo de escritores "Los Once Discípulos".-  Graciela Gaxiola.

En 1994 entra en las letras a través de talleres bajo la dirección de Daniel Sada, David Toscana, Cristina Rivera Garza, Jesús Ramón Ibarra y Élmer Mendoza.

Escribió guiones para la revista Sensacional de Vaqueros a Color, con el seudónimo de George Steven, ha publicado en la revista Literal y en el periódico Noroeste y recibido reconocimientos por sus escritos, como menciones honoríficas y publicación de su obra en la Edición IV y VI del Concurso Estatal de Cuento de COBAES.

Recientemente ha sido invitado por la Biblioteca Comunitaria Letras Latinas y el Community Art Center de Auckland, Nueva Zelanda, a participar en el homenaje a México, con charla sobre Juan Rulfo el 19 de mayo del 2007, mes en el que Rulfo cumpliría 90 años.

¿Quién es, cómo ha sido su trayecto?

Empecé a leer a los cinco años de edad, de todo. Comencé con los cuentos de los hermanos Grimm, los de Andersen, las fábulas de Esopo, me las creía todas. En serio que sufrí con la Caperucita Roja y con la historia de la vendedora de cerillas. Después seguí con Salgari y su tigre de Malasia, disfruté a Julio Verne, a Agatha Christie, a Conan Doyle. Con la edad cambiaban autores y temas de lectura, pero no la afición por leer. Leía hasta que me dolía la cabeza y terminaba mareado, no podía parar. Todos estos libros los obtenía de la biblioteca de mis padres y de una vasta biblioteca personal propiedad de mi abuelo materno. Al mismo tiempo empecé a escribir pequeñas historias imitando a mis héroes. El día de las madres me gustaba arreglar los "pensamientos" de mis amigos para que se los regalaran a sus mamás.

Ya en la adolescencia me entró la incertidumbre entre ser escritor o médico, porque, desde que me acuerdo, decía que algún día sería médico, tal vez influenciado por el mismo abuelo quien, además de ser un ávido lector y poseer una gran biblioteca, era médico pediatra. Y como en algún lugar había leído que para escribir novelas se necesita experiencia y que lo único que te la va a dar son los años y la vida, decidí orientarme de inicio por la medicina. Mientras seguiría leyendo y escribiendo.

Hoy me siento feliz de practicar las dos profesiones que más me gustan.

¿Qué tipo de escritor es?

Me gusta escribir historias que tengan que ver con emociones, con sentimientos. Crear personajes vivos, intensos. Que cuando los leas, los personajes parezcan decirte: "Hey, mírame, estoy sufriendo por esto, o estoy contento."

En mi obra, busco que el narrador omnisciente sea mínimo. Es decir, que no sea ese narrador que lo sabe todo, sino que intervengan los pensamientos de alguien y se crucen con los de otro para irte enterando, poco a poco, de lo que pasa.

¿Usted habla con los personajes?

Y los vivo. En mi novela "La puerta entreabierta" aparece un personaje femenino a la que trata muy mal el marido y ella lo permite, tanto, que terminó por caerme mal a mí también. Entonces me dije: en los próximos capítulos voy a deshacerme de ella. Increíblemente, el personaje fue cobrando tal vida que me demostró el por qué debía permanecer en la novela. Al final, de ser una mujer patética pasó a ser una mujer heroica. Había otro personaje, este masculino, que traía muchas cosas por dentro y yo no entendía qué era. Capítulos adelante, el mismo personaje me lo dijo.

¿Bueno, entonces quiere decir que el escritor no tiene total dominio de los personajes?

Exactamente, el autor puede saber las características físicas del personaje, sus gustos, sus manías. Por ejemplo: Mariana, un personaje femenino de alrededor de 60 años, pasada en peso, con una lesión antigua en su rodilla y alta presión, etc. Conocía sus características, pero ignoraba como respondería ante ciertas situaciones. El escritor no sabe muy bien cómo se mueven los personajes, sólo lo supone. Cuando estás escribiendo son ellos quienes llevan la historia, si pretendes dirigirlos los acartonas. Decía Rulfo que para escribir una historia dependes de una triada: los personajes, el espacio y tiempo donde se muevan, y ponerlos a hablar.

Háblenos un poco de su novela

Es mi primera novela publicada. Se llama "La puerta entreabierta" y fue presentada en noviembre del 2006 en la Galería Frida Khalo. La escribí en un período de cuatro años, entre borrador y revisiones. Surgió a raíz de una convocatoria a formar parte de un taller de narrativa que dirigiría el escritor Élmer Mendoza. Durante el taller se nos dieron de principio las bases para escribir correctamente una historia y se trabajó en ellas. Los meses finales nos pidió que nos pusiéramos a escribir una novela. Me decidí por una historia que traía en mente desde los días universitarios y que retomé ubicándola en la actualidad. Es una novela dividida en tres historias que se entrecruzan en distintos trayectos de la trama. Tiene que ver con los fantasmas interiores, esos lastres adquiridos durante la vida que te atan e impiden que sigas adelante. Para algunos estos lastres se ubican en el pasado y para otros son los miedos actuales. Aparecen personajes que sufren de maltrato físico o psicológico y fanatismo religioso.

¿Cuáles son sus autores favoritos?

Antonio Lobo Antunes, José Saramago, Gabriel García Márquez, Henning Mankel, Haruki Murakami, Petros Markaris, Leonardo Padura, Stephen King, entre otros..

¿Sinaloenses?

Élmer Mendoza, César López Cuadras, Juan José Rodríguez, Jesús Ramón Ibarra.

¿Qué opinión o cuál ha sido su experiencia con el escritor Élmer Mendoza?

Regresé a Culiacán en 1992 después de hacer mi especialidad. Llegué con un librito bajo el brazo, intento de cuentos, historias cortas digamos, y quería que alguien las leyera y me orientara que podía hacer con ellas. Una tía mía, excelente pintora por cierto, Maria Esthela García, me encaminó al DIFOCUR y me presentaron al Élmer Mendoza. El leyó el librito y me dijo: Oye, tus historias están muy bien logradas, pero me parece que dan para más, que no se quedan en cuentos. ¿Por qué no intentas con la novela? Me invitó a formar parte de un taller que entonces dirigía y luego pasé, durante un año y medio, algo así, a formar parte del escritor Daniel Sada.

¿Qué discípulos de Élmer considera más destacados o que le gusten?

Todos son de estilos diferentes, una diversidad que enriquece el conocernos. Son gente que tiene muchas ganas de contar historias, de decir lo que sienten a través de una historia. Eduardo Ruíz está en España en una maestría relacionada con la literatura, ha escrito cuentos en Literal y en Textos, es becario del FOECA, no ha publicado propiamente pero me gusta su estilo; está Jaime Peraza, Zenaida Moreno; Mariel Iribe, quien tiene excelentes cuentos, es becaria también, y acaba de aparecer en una antología de cuentos en la colección Palabras del Humaya.

¿A qué hora le gusta escribir?

Necesito hacerme espacios durante el día, porque en la mañana trabajo en un hospital y por la tarde en mi consultorio. El mejor momento para escribir es la madrugada. Generalmente al levantarte a las cuatro de la mañana es cuando se tiene la mente más despierta para escribir, o muy noche. También escribo mientras dura el alto en los semáforos al conducir, palabras sueltas, ideas, en pequeños papelitos que voy acumulando en el bolsillo de la camisa, luego transcribo.

Entre sus límites como lector y como escritor, ¿cuál de estos es más usted?

Soy más lector, tremendamente lector; más lector que escritor aunque siempre estoy escribiendo algo, una línea, un párrafo, y trabajo en una segunda novela.

¿Podría contarnos alguna anécdota o sobre algunos personajes que lo han creado o cambiado la vida?

Estuve a 15 minutos de conocer a John Lennon en Los Ángeles, y a dos cuadras de conocer a Juan Rulfo en Guadalajara. Un personaje que si conocí es Gabriel García Márquez también en Guadalajara.

Me encontré a García Márquez comiendo en un restaurante de Guadalajara, acompañado de su asesora, del presidente de la FIL, de la escritora Nélida Piñón y otras personas que no identifiqué. Yo me acerqué a él y le mostré su libro Cien Años de Soledad y dije: Maestro, soy médico, vengo de Culiacán y lo he admirado desde muy joven cuando leí este libro, quisiera que me lo firmara. El asintió y preguntó mi nombre. Así que en el libro tachó la palabra soledad del título y puso: Cien años de felicidad para Miguel Alberto. Entonces le pedí que consintiera una foto conmigo (sabiendo de antemano que no es muy afecto a las fotografías). Accedió. Quedé tan emocionado por poseer un libro autografiado (Cien años de Soledad precisamente) y una foto del alguien a quien admiro. Me despedí y volví a mi mesa para ordenar mi comida. El grupo de García Márquez ordenó sus bebidas y se acercó un trío. García Márquez pidió que cantaran "Noche de Ronda" y se puso a cantar con ellos. Comencé a tomarle fotos y cuando me descubre, me hace una seña con la mano para que me acerque, ¿Pues usted quién es?, preguntó, Ya le dije, soy médico, vengo de Culiacán, lo admiro desde muy joven y tengo una novela que envié a un concurso en Baja California, espero resultados aunque no creo que gane en realidad, Ahh, exclamó, entonces es médico, ¿y de cuales? Soy traumatólogo, de esos que operan huesos, ¿Y si me rompo una pata?, Se la compongo al momento. Se rió y dijo: Mire joven, es más fácil ser médico que escritor, ¿y dice que escribió una novela?, Sí, la mande a concurso y a ver que pasa, Pues le voy a dar un consejo: escriba sin que le importe lo que le van a decir, siempre escriba y escriba. Escriba con el corazón, que no le importe lo que digan los demás que al final terminan por quedarse callados. Le agradecí, me tomé otra foto con él y regresé a mi mesa. Después de un rato comenzó la magia: Gabriel García Márquez se levantó de su silla y vino a mi mesa, se sentó junto a mí y dijo, Me interesa lo que estaba platicando, hábleme de su novela. Me pidió que repitiera la primera línea de la novela, luego la segunda, el primer párrafo, el siguiente, la primera página, primer capítulo, el resto. Después guardo silencio y dijo: lo noto nervioso, Claro, dije, estoy hablando con García Márquez, No se preocupe por ser tímido, dijo, yo soy más tímido, No, maestro, yo lo soy, Que no, insistió, yo lo soy pero haber ganado el Nobel como que me dio más seguridad, Ya ve, exclamé, yo no he ganado nada, Ah, entonces usted gana, es más tímido, aseguró. Se pasó gran parte de la tarde platicando conmigo, la gente se le acercaba, le pedía que le firmara libros y sus acompañantes nos veían desde la mesa vecina, fue inolvidable. Al final me pidió el borrador de mi novela y se lo hice llegar dedicado a través de su asesora.

¿Qué opina del 40 aniversario de Cien años de soledad?

Me parece muy bonito que a alguien como él le toque en vida. De ser una persona como García Márquez, que vino de abajo y con todo las carencias que sufrió en sus días en Francia y España, y que ahora lo esté viviendo. Es una persona muy sencilla, yo creo que se siente incómodo por tanto festejo, aunque contento. Quizá quisiera llevar la música en paz.

¿Qué autor de las letras hispánicas cree que sigue en homenajes después de Cervantes, con sus 400 años de Don Quijote de la mancha, y los 40 años de Cien años de soledad de García Márquez?


Rulfo. Es un autor de una grandeza enorme que se ha mantenido con el paso de los años. A una pregunta de por qué no le habían dado el Nobel, se dijo que habría necesitado escribir siete libros como Pedro Páramo o el Llano en llamas y eso es injusto. Creo que se le está debiendo un homenaje a mayor escala.

¿Cómo siente la cultura en Culiacán?

Conocí a un artista, un gran músico y pintor, de esos que les encanta viajar por el mundo. El estuvo en Europa, vivió de cerca los movimientos culturales de Nueva York, del Japón, Sudamérica, y un buen día apareció por Culiacán. Asistió por invitación nuestra a los talleres de literatura y se dio cuenta de lo que aquí se está haciendo. El dijo, y ojalá sea profeta: Después de lo que me ha tocado conocer y ver las cosas que se hacen en Culiacán, puedo decir que ustedes tienen lo suficiente para poner muy en alto a la ciudad artísticamente hablando. Creo que se están dando esos espacios. Cada año ha mejorado, ha habido cambios. Ojalá sea como él predijo.

¿Cómo se dio este viaje a Nueva Zelanda?

Por medio de un sitio en Internet dedicado a recomendar y comentar novelas. Ahí yo subí un comentario sobre la novela "El Perfume" de Patrick Süskind y al cual recibí varias respuestas, entre ellas la de Mirtha Álvarez, de quien supe era uruguaya y radicada en Nueva Zelanda. Me contó una anécdota que le ocurrió en 1982 durante la Feria del libro en Argentina. Ella estaba en uno de los stand y hasta él llego un señor mayor que se puso a conversar acerca de literatura argentina, de lo mucho que la disfrutaba y que gracias a las editoriales argentinas había formado gran parte de su biblioteca. Pasó cerca de media hora conversando con ese señor antes que llegaran otras personas y se lo llevaran hacia otros stand, cuando preguntó de quien se trataba le dijeron que de Juan Rulfo, escritor mexicano. Siguió mi correspondencia con Mirtha y las participaciones en el sitio de Internet, intercambiamos anécdotas y le comenté que me gustaba escribir y sobre mi novela, que entonces estaba en dictamen para que la publicaran. Una vez aceptada la publicación y con fecha para presentarla, 14 de noviembre del 2006, le envié por cortesía una invitación para que viniera. Contestó que era imposible, pero que deseaba un ejemplar para leerlo. Hice algo diferente: además de la novela, le envié la colección completa de Palabras del Humaya, colección en la que se encuentra mi novela. Le gustó mucho recibirla e hizo una buena crítica acerca de "La puerta entreabierta". Ella antes de emigrar a Nueva Zelanda había sido editora en la Argentina y ahora se desempeña como directora de la biblioteca comunitaria "Letras Latinas" en el Community Art Center de Auckland, Nueva Zelanda. Le encantó conocer parte de lo que se está haciendo en Sinaloa y el norte de México. Así que de ello derivó a una amistad y a una invitación oficial para participar en el "Tributo a México y homenaje a Juan Rulfo" organizado por el Centro cultural neocelandés para mayo del 2007. Participaré con una presentación acerca de la vida y obre de Rulfo y después voy a hablar acerca de la literatura del norte y del México contemporáneo y la colección Palabras del Humaya en la cátedra de español de la Universidad de Auckland. Posiblemente se haga lo mismo en la embajada mexicana en Wellington. Me estoy preparando para la ida. Llevaré más material de lo que hacemos aquí y libros para la biblioteca, quiero conseguir las crónicas de la ciudad de Culiacán, voy a seguir buscando, lo que encuentre y nos represente es lo que voy a llevar.



CUESTIONARIO PROUST

1 ¿Cuál es, para usted, el colmo de la desdicha?

No hacer lo que te gusta.

2 ¿Su idea de la felicidad completa?

No es el dinero ni las cosas materiales. Es estar contento con lo que estás haciendo, disfrutarlo, sea poco o mucho. Puedes estar enfermo y ser feliz. Puedes estar en el mar y ni lo volteas a ver. Si es en mi práctica medica me gusta lo que hago, que la gente se restablezca; si estoy escribiendo, que quede. Nada rebuscado.

3 ¿Cuál es su personaje histórico favorito?

Leonardo Da Vinci, respuesta que tal vez te habrá dado mucha gente. Leonardo, después Galileo.

4 ¿Sus heroínas favoritas en la vida real?

Olivia Newton John, Juana de Arco.

5 ¿Su músico favorito?

John Lennon

6 ¿La cualidad que prefiere en un hombre?

Tenacidad

7 ¿Quién le habría gustado ser?

Si me hubieras preguntado en otra época quizá te hubiera dado el nombre de alguien. Hoy no. Estoy feliz siendo yo; tal vez admire a mucha gente, pero de ahí a querer ser ellas hay mucha diferencia. Me gustaría volar, pero no ser superman, volar siendo yo.

8 ¿El rasgo principal de su carácter?

Sensibilidad.

9 ¿La cualidad que desearía en un hombre?

Es la misma pregunta que la seis, no?

10¿Su ocupación preferida?

Leer y escribir.

11¿El color que prefiere?

Azul, ¿qué no ves como ando vestido? Es clásico, es el número uno.

12¿Sus poetas favoritos?

Octavio Paz y Jaime Sabines.

13¿Cómo le gustaría morir?

No sé. Digamos como en las películas: tranquilo, de repente pero satisfecho, no de una enfermedad crónica, más bien un hasta aquí.


                                                                                                                                               Fuente:debate.com.mx

viernes, 5 de julio de 2013

Sexta edición de la feria del libro. Los Mochis 2007

En esta ocasión tocó el turno para presentar su más reciente obra literaria a Miguel Alberto Espinoza, quien, con su novela: “La puerta entreabierta”, al leer el primer capítulo de su obra, logró entablar un dialogo con los jóvenes presentes, rompiendo el hielo a tal grado que la lluvia de preguntas por parte del joven auditorio, a decir del ponente, le dejo una grata sensación por la activa participación de nuestro alumnado, quienes lograron interesarse en esta obra dividida en tres historias que se entrecruzan en distintos trayectos de la trama y que tiene que ver con los fantasmas interiores, esos lastres adquiridos durante la vida que te atan e impiden que sigas adelante. Para algunos estos lastres se ubican en el pasado y para otros son los miedos actuales. Obra donde aparecen personajes que sufren de maltrato físico y psicológico y de un lacerante fanatismo religioso. 

Felicidades muchachos por el interés mostrado y gracias a los organizadores de la feria del libro por permitir que nuestro Plantel sea parte de esta fiesta.


Fuente:  conalepsin.edu.mx


jueves, 4 de julio de 2013

Recordando: Presentan "La puerta entreabierta"

Hoy, a las 18:00 horas, se presentará en libro "La puerta entreabierta", de
Miguel Alberto Espinoza García, en la Galería de Arte Frida Kahlo. 
Azucena Manjarrez 



En sus sueños, Miguel Alberto Espinoza siempre se miraba caminando por una calle, en un día lluvioso, y de pronto, tras el aparador de una librería, se encontraba frente a frente con un libro suyo. Hoy, dice estar viviendo ese momento.

Y es que el médico de profesión presentará a las 18:00 horas de este día, en la Galería de Arte Frida Kahlo, su novela "La puerta entreabierta", con los comentarios de Élmer Mendoza y Maritza López.

"Es una historia de deseos contenidos, de necesidades y fantasmas. Fantasmas interiores. Una historia que en realidad son varias porque cada personaje tiene la propia. Eterna trilogía: la vida, la muerte, el amor", indica.

"Un hijo, un tío, un padre, una maestra, un líder religioso, una esposa sometida, todos en busca de la identidad, de sobrellevar su cargas más intimas, sus frustraciones, sus recuerdos".

En esta novela, acota Espinoza, confluye la actualidad de diferentes mundos, de puntos de vista, la mercadoctecnia, el Internet, la sociología, el fanatismo, el encuentro y desencuentro, entre la dispersión de las líneas para revelar culpas, emociones, límites.

"El miedo. Antonio, Diego, Roberto, Elisa, Mariana, Raúl, Gabriel, Joaquín, Raquel, cada uno en la perspectiva de sus circunstancias. Hay cosas que han de completarse”, añade.

Su construcción

En 1983, cuando Espinoza tenía poco más de 20 años, recuerda que hablaba mucho con sus amigos acerca del año 2000 y del posible fin del mundo, pláticas que los desvelaban y les hacía asegurar que algún día escribirían aquellas historias. Esta novela es un reflejo de ello.

"Fue hasta el año 2000, precisamente, cuando entré a un taller de escritura impartido por Élmer Mendoza en Difocur, que retomé la idea principal. Y, claro que cambiaron muchas cosas, esto debido a la modernidad y la Internet", comenta.

"Aquí las mujeres son heroicas y los hombres patéticos. Básicamente son tres historias que tienen un hilo conductor, en las que se mezcla el fanatismo religioso, incluso la homosexualidad no aceptada”.

Escrita, la mayor parte del tiempo, en los minutos robados a sus descansos y madrugando para avanzar la trama antes de iniciar su trabajo de hospital, explica que hay en ella un ritmo vertiginoso, que ocurre de una manera muy particular para cada personaje.

"Cada uno de los personajes se mueve, según un ritmo marcado por la música de Metálica, Pink Floyd, Theater of Tragedy y Marillion. Aunque lo que hacía era escribir en papelitos y al final transcribir", indica, "como un rompecabezas. En otras palabras: no escribí, armé una historia".

El interés

Antes de ser médico y especializarse en traumatología, Miguel Alberto tenía interés por la escritura y la lectura, y lo que busca ahora es invertir los papeles: que la escritura sea su profesión y la medicina su hobby.

"Tengo una sensación muy bonita con esta novela. Es sentir que llegas a algo que habías traído en la mente desde la primaria. Lo que ahora quiero es que se mueva y escribir la segunda novela", indica.

"Fueron dos años los que me tardé en desarrollarla. Es como un sueño dorado: poder dejar la medicina. Bueno, no dejarla del todo, practicarla sólo en el sentido de ayudar a las personas y que la escritura sea mi profesión. Escribir tiene que ver con constancia y fuerza de voluntad, que son dos cosas que uno debe de tener para desarrollarse también como medico".

DATO EXTRA

PRESENTACIÓN: los comentarios de la obra estarán a cargo de Élmer Mendoza y Maritza López.

Eventos de hoy

Dentro de la Feria del Libro del Pacífico, destaca lo siguiente:

18:00 horas.- Conferencia: "Si no leo me A-burro", a cargo del El Tío Patotas.

19:00 horas.- Mesa redonda: "La literatura que vino del norte", en la que participan Montes, Toscana, Lemus, Rendón.

Ambos eventos se realizarán en la Galería de Arte Frida Kahlo.