sábado, 11 de noviembre de 2006

Crossfader Net Reseña "La puerta entreabierta"

La puerta entreabierta
Miguel Alberto Espinoza

Atisbar es peligroso. Las posibilidades son diversas: una puerta cerrada como refugio o el infierno que escapa a la vista de los demás, una puerta entreabierta, realidades ajenas hechas presente, tangibles, una invitación a entrar. ¿Abrir, ver, resistir la tentación, traspasar o darse la vuelta? ¿Por qué atormentar preguntas sin respuestas?

Leer nos permite atisbar en esos mundos creados por otros. Un libro es, vamos, una puerta abierta, un «siga» que nos permite continuar, adentrarnos, perdernos, girar en torno a una situación y unos personajes que siempre terminan siendo igual a los muchos «nosotros». La condición humana es así.

Miguel Alberto Espinoza nos presenta en su novela "La puerta entreabierta", una historia coral que no se toca más que por casualidad, ligada a la desgracia, el desamor, la soledad, la depresión con D mayúscula y una sed de venganza ante los infortunios de la vida que nos recuerda las tragedias del más famoso bardo inglés.

Espinoza no es benevolente con sus personajes, los presenta en situaciones límite, desencantados, frente al fracaso, viviendo el hastío, intentando surfear entre los deseos no satisfechos, tratando de escapar a una vida donde los ideales son simplemente teoría que se enseña en la escuela. Para ellos, huir, aunque piensen en ello, nunca es una alternativa posible.

El fin del mundo, ese fetiche para fanáticos religiosos y soñadores sin freno, sirve como telón de fondo, ya sea para reanimar una carrera religiosa a la baja, como para planear el lanzamiento de un nuevo producto. O tal vez, sirva para evidenciar que nuestros pensamientos son, como remarca el autor, los mejores forenses ante el poder de los recuerdos que insisten en hacerle un "shake" a nuestra vida cotidiana, evocando momentos traumáticos que se engloban como nuestro Apocalipsis particular.

Esos pensamientos, esas voces que no se callan, siguen ahí (incluso cuando huimos de lo que nos hace infelices o lo que nos impide lograr nuestros propósitos más viles). La conciencia como principal juez, el enemigo en casa, un infierno que los personajes sin querer construyen vía decisiones, ayudados por la rutina y las expectativas que casi nunca se cumplen. Gente que no, ya no, puede demostrar nada, simples piezas de una partida de ajedrez. La vida es así, una lucha entre realidad y percepción...

Esta novela es una rendija para observar lo que ocurre del otro lado sin que se den cuenta, para conocer que no somos más que una representación de tinte social: unos monstruos casi humanos. Finalmente, hay cosas que se escapan de las manos, cosas que deberían completarse, o enfrentarse… Porque, si la puerta está abierta: ¿en dónde estamos nosotros?


Rafa Saavedra (Crossfader Network) // sábado, noviembre 11, 2006