viernes, 6 de febrero de 2015

La cuestión es... Escribir ¿De qué?



      He escuchado mucho acerca de la página en blanco: que si hay que afrontarla escribiendo, que si el mayor tanto por ciento de una obra es transpiración y el menor porcentaje es inspiración, que si hay que hacer ejercicios todos los días, como quien entrena el físico, para soltar la mano y producir, que si la página en blanco no existe, que lo que existe es el miedo a escribir... Es allí donde hace presencia el segundo fantasma, Muy bien, señoras y señores, ya te sentaste, ya sudaste, ya soltaste la mano y aparecen las primeras líneas... ¿De qué?... Pin... Pun... Pan... Se oculta el sol... Se escuchan los grillos... El reloj avanza, el corazón preferiría detenerse, hace frío, más café, la espalda duele, el sofá llama... ¿De qué? Nadie ha dicho que sea sencillo. ¿Cuál es el gran tema? ¿Cuál la manera de abordarlo? De lo que domines, levantan la mano por allá, De lo que esté de moda, dice una voz más acá, De cualquier cosa con tal que esté bien escrito, gritan desde las sillas de en medio, De lo que quieras con tal que deje algo... La última frase obliga a detenerse: de lo que quieras con tal que deje algo, que diga algo... Sí... Me gusta. Si se tiene una idea central, tal vez un personaje, un medio capítulo y se adereza con un comentario disparador oído a hurtadillas en una parada de autobús, en un café, en una reunión, casi se tiene todo. Así que, no queda de otra: hay que estar atentos, la parabólica a todo lo alto, que en cualquier momento salta la liebre (dicen). Entonces vivirán los personajes.

     Y a todo esto ¿cuál es tu experiencia?






      


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